viernes, 29 de abril de 2016

Tema, resumen, idea principal y organización de las ideas

COLUMNA

Picaresca

No hace falta ni que entre en vigor la reforma laboral para que a los empresarios españoles se les ocurran verdaderas virguerías picaronas

Que una de las mayores aportaciones de España a la cultura universal haya sido la invención de la Picaresca, es algo que no sé si me congratula o me espeluzna. Quiero decir que esas cosas dejan huella. De hecho, la palabra pícaro sigue teniendo connotaciones positivas. Nos parece alguien listo, simpático, admirable por su manera de saltarse la Ley y de engañar al prójimo para sacar provecho. Y es verdad que en esto de aprovecharnos de los demás somos los mejores. No hace falta ni que entre en vigor la reforma laboral para que a los empresarios españoles se les ocurran verdaderas virguerías picaronas. Por ejemplo: conozco a un chico que hace un mes fue contratado por una empresa de limpieza. A la semana le dijeron que firmara un alucinante documento de cese voluntario, sin fecha, para poderlo despedir cuando quisieran. Como se negó a firmar, lo echaron en el acto.Lo del autodespido es bastante creativo, pero hay picardías mayores. Un lector me cuenta el caso de una mujer de 60 años en paro a la que sólo le quedan cuatro meses de subsidio. En sus condiciones, acepta todos los trabajos que le ofrecen. Pero en los tres últimos la han contratado un lunes y la han despedido el viernes. Al lunes siguiente se apunta de nuevo en el paro, pero el fin de semana no se lo paga nadie. Y estamos hablando de economías críticas: esta mujer cobra 20 euros al día de subsidio, y si trabaja sólo cinco días, y gasta 6 euros de transporte al día, esa basura de empleo semanal le cuesta dinero. Sí, en España hay gente que vive con esa miseria y que depende de esos miserables que te despiden los viernes. De esos pícaros tan listos que luego dicen que los parados son unos vagos que rechazan los trabajos.


jueves, 7 de abril de 2016

Extrae el tema y resume el texto, no olvidéis revisar los apuntes y tener en cuenta las anotaciones que os hice en el anterior

Hacer 'spoiler', vaya novedad

Sorprende que el anglicismo llegue ahora, después de tantos años en los que siempre hubo idiotas que nos contaban el final.

Los anglicismos van y vienen, y a veces se quedan. Cuando sucede esto último, suelen pagar al genio del idioma el peaje de su adaptación gráfica al español, lo cual les da derecho a desarrollarse y formar familia. Por ejemplo, football se transformó en “fútbol” y procreó “futbolista”, “futbolístico” o “futbolero”. Nada que oponer ahora a esa voz que cubrió una casilla que estaba vacía (aquello del “balompié” se alentó cuando el sitio ya estaba ocupado).

Sin embargo, llama la atención que circulen hoy tantos vocablos que dan codazos a expresiones previas más comprensibles y descriptivas. Quizás en su aceptación influyó el complejo de inferioridad de quien pronuncia palabras de un idioma que considera superior al propio; pero también se puede incurrir en ese tipo de anglicismo por contagio, desinterés o disipación.

Uno de los últimos barbarismos que se manejan entre periodistas y gente del cine es spoiler. Así, oímos con frecuencia, cuando se habla de una película: “Mi hermana me hizo spoiler”, “cuidado, que vas a hacer spoiler” o “no sigo hablando para no hacer spoiler”, es decir: lo que antes referíamos con expresiones como “no me estropees el final”, “no me cuentes cómo termina” o “no me destripes la película” (“destripar” figura desde 1884 en el Diccionario con el sentido de anticipar el desenlace de un relato).

Cualquier hablante del idioma español sabe mirar dentro de cada una de esas palabras y comprender su raíz o su metáfora. Pero unos cuantos millones de ellos se quedarán perplejos ante el anglicismo, sin capacidad para relacionarlo con ningún otro vocablo de la familia.

Incluso quienes saben inglés pueden extrañarse. Porque spoiler es un sustantivo o un adjetivo formado a partir del verbo to spoil, que significa “estropear” o “echar a perder”. Por tanto, spoiler sería el “estropeador” o “el que echa algo a perder”. Así que al rogar “no me hagas spoiler” estamos diciendo “no me hagas estropeador” (cuando el que se hace de verdad estropeador es quien cuenta el final, no el que lo escucha).